Cierto derviche Kalandar se topó con el sabio Kadudar y le formuló la pregunta que lo seguía desconcertando después de muchos años:“¿Por qué les prohíbes hacer el peregrinaje a tus seguidores? ¿Cómo puede el hombre prohibir lo que ha sido ordenado desde lo Alto?”Kadudar, cuyo nombre significa “poseedor de la calabaza”, levantó una calabaza seca y dijo:“¿Puedes prohibirle a esta calabaza ser una calabaza? Nadie puede prohibir el pleno cumplimiento de una orden celestial; porque aun cuando parezca que un hombre lo hace, es realmente imposible.“El deber del Guía, sin embargo, es asegurarse de que los peregrinajes no sean realizados por gente que está en un estado interior inapropiado, así como los guardianes del santuario impedirán que cualquiera lleve a cabo los rituales del peregrinaje en un estado exterior inadecuado.“Todo peregrinaje tiene un aspecto exterior y uno interior. El hombre ordinario ayudará al peregrino cuando necesite dinero o comida, y lo levantará si se ha desplomado en el camino. El Hombre de la Vía, discerniendo minuciosamente las necesidades similares de la vida interior, está obligado a prestar su ayuda a su manera.”
Pensadores de Oriente
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