Alguien le dijo a Bahaudin Naqshband: “Debe haberte causado pena despedir a cierto estudiante.” Él contestó:
“La mejor forma de probar y ayudar a un discípulo, si es posible, puede ser el echarlo. Si entonces él se vuelve contra ti, tiene una chance de observar su propia superficialidad y los defectos que condujeron a su despido. Si te perdona, tiene la oportunidad de ver si en ello hay algo de santurronería. Si recupera su equilibrio, será capaz de beneficiar a este asunto nuestro (la Enseñanza), y especialmente beneficiarse a sí mismo.”
Pensadores de Oriente
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